Comportamiento
Como la mayoría de équidos, las cebras son altamente sociables. Aun así, su estructura social depende de la especie. Las cebras de montaña y cebras comunes viven en grupos, conocidos como "harenes", que consisten en un macho con hasta seis yeguas y sus potros. Los machos no dominantes o viven solos o con otros machos no dominantes, hasta que son suficientes grandes como para desafiar a un macho dominante. Cuando un grupo de cebras es atacado por hienas o perros salvajes, las yeguas se agrupan con los potros en el medio mientras el macho intenta ahuyentar a los atacantes.Cuando un macho rival intenta derrocar al macho dominante, éste lo desafía tocando la nariz del rival con la suya o frotando las espaldas contra las suyas. Esto es un tipo de demostración de fuerza destinada a asustar al rival. Si éste no cede, empiezan a pelearse, mordiéndose el cuello y las patas o, en casos extremos, dándose coces; estos combates son más peligrosos que la mayoría de combates de este tipo en el mundo animal, y una cebra puede acabar malherida.[ La jerarquía del grupo se refleja en el orden en que andan sus miembros; delante de todo, anda la yegua más vieja con sus potros, después vienen las otras hembras en orden de edad, también con sus potros, y el macho es el que cierra el grupo.
A diferencia de las otras especies de cebra, las cebras de Grevy no tienen vínculos sociales permanentes. Los grupos de este tipo de cebras raramente permanecen juntos durante más de unos cuantos meses. Las crías permanecen con su madre, mientras que los machos adultos viven solos. Aun así, como en las otras dos especies, los machos no dominantes se organizan en grupos. En casos de escasez de comida, muchos miembros de esta especie se pueden congregar alrededor de una fuente de alimento, dando la impresión de que forman una manada.
Reproducción
En el caso de las cebras de montaña y las cebras comunes, los potros son protegidos por su madre, así como por el macho y las otras yeguas del grupo. En cambio, los potros de cebra de Grévy sólo tienen a su madre como protectora habitual, pues, como se ha dicho más arriba, los grupos de esta especie se suelen dispersar después de unos cuantos meses. La protección de los potros es especialmente relevante para estos animales, pues las crías son una presa fácil para los predadores y la mitad de ellas no sobreviven al primer año de vida a pesar de los esfuerzos de su madre y del macho del grupo. Otro de los peligros que corren los potros es que se han observado infanticidios y feticidios entre las cebras, a pesar de que únicamente se ha observado este comportamiento en ejemplares en cautividad.
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